Comenzaste con pasos cortos y viste que caminar y avanzar era bueno.
Al principio con muchos regresones...pero solo pasos, nunca regresaste al mismo lugar.
Como ir contra corriente, el río a veces a tu favor, otras en cambio, te atacaba y te empujaba, retándote, esperando verte retroceder...
Poco a poco supiste que avanzar era lo mejor, los días contrastantes (a veces claros, otros oscuros) ya no los veías más. Conforme avanzabas podías ver flores brotando en el camino, unos girasoles que traían consigo sorpresas que jamás habías podido si quiera imaginar. No cabe duda que nunca sabes realmente que hay un par de pasos adelante hasta que los das; "El que no arriesga no gana" dicen por ahí; yo la verdad, soy más de dejarme guiar por el corazón, porque sé que en él, es donde me habla Dios.
Ahora que veo ese camino recorrido; camino muchas veces complicado, con muchas piedras y agujeros... Ahora que lo veo, sé que la fuerza me vino de Dios, un Dios de amor, que me esperaba con los brazos abiertos, con una sonrisa tierna, de amigo...de Padre; me tomó de la mano y me ayudó, y lo sigue haciendo y siempre está conmigo y lo estará hasta el final de los tiempos. (Mt. 28,20)
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Confieso que hay días en los que algo me detiene y dejo de caminar, simplemente me detengo y es inevitable ver para atrás, y te veo y veo esos días blancos, esos días claros... personas que algún día llamé mi familia pero que al seguir este camino se quedaron también atrás... y es inevitable sentir nostalgia, es inevitable recordar.
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Cada vida es un camino, que mientras lo recorres te das cuenta que estás rodeado de muchos otros caminos: algunos de ellos paralelos al tuyo que se mantienen así por mucho tiempo, incluso hasta que alguno de los dos se termina y desaparece. Hay otros en cambio que de golpe cambian el rumbo y se van..y los pierdes de vista, que simplemente estuvieron contigo en un momento específico, siempre dejando huellas, así como tú, seguramente, dejaste en ellos. Está también Ese camino que al toparse con el tuyo, a medida que se avanza se acercan y llegan a acercarse tanto que se vuelven uno solo...una sola carne aquí en la tierra y allá en el cielo.
Hoy sigo avanzando, hoy la vida me dio muchas sorpresas, muchos cambios, mucho crecimiento y Dios me bendijo con un camino que pasó de ser paralelo, a estar pegadito (bien pegadito) al mío, en donde es Dios nuestro pegamento, nuestro calor, nuestra fuerza y entendimiento. Hoy me siento muy agradecida, feliz y en armonía conmigo misma.
Gracias por acompañarme, por estar conmigo y por tu amor que me hace tan feliz. <3>
Gracias por acompañarme, por estar conmigo y por tu amor que me hace tan feliz. <3>
