se me acercó y me dijo que tenía una muy bonita sonrisa,
yo rápido pensé en los defectos de mis dientes
y me lo negué. Sólo dije "gracias" balbuceando,
pero no lo creí.
Hoy veo mi sonrisa más como una herramienta,
como un reflejo de la felicidad que siento,
sonrío porque me siento bien,
ya ni si quiera pienso en los defectos,
sonrío porque me nace,
porque quiero contagiar mi alegría.
Siendo sincera, ni si quiera lo pienso,
son las respuestas de los demás
los que me hacen darme cuenta
del poder de una sonrisa,
de lo que puedo transmitir con ella,
puede dar consuelo,
puede tranquilizar,
puedo hablar sin si quiera pronunciar una palabra.
Hoy los invito a sonreír,
a transmitir su alegría,
a compartirla...
Hay muchos allá afuera que lo necesitan.
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