sábado, 22 de mayo de 2010

inicio de una novela...

Abrí los ojos, ya había amanecido, lo supe por el ruido que provenía de afuera de mi habitación; como toda mañana mi familia desayunaba “ruidosamente”, ya había despertado pero por alguna razón no quería levantarme, quería ahogarme nuevamente en mis sueños, huir de alguna forma de la realidad. Pero finalmente me levanté, no quería levantar sospechas o más bien no quería responder preguntas; así que me levanté, encendí la luz, ya que mi habitación es completamente oscura, a petición mía; y me acerqué al espejo, vaya que tenía los ojos hinchados, había llorado por un largo rato la noche anterior, maldije su nombre y me dirigí al baño a lavarme la cara con agua fría para despejar un poco mi mente, ya que al nombrarlo mis ojos se volvieron a llenar de lágrimas, eché un suspiro y me prometí no volver a derramar una sola lágrima por ése que alguna vez creí era el indicado. Luego me dije - YA NO CREO EN EL AMOR- y pensé que es absurdo como nos entregamos a éste sabiendo que nos será arrebatado tarde o temprano y siempre terminamos sufriendo, haciéndonos daño, sintiendo que todo se derrumba, que no hay razón para vivir. Mi madre tocó la puerta para avisarme que mi desayuno ya estaba listo, bueno eso fue lo que dijo pero en realidad sé que era para ver si estaba bien; ella sabe lo que pasó…no se lo he contado pero sé que lo sabe. Bajé al comedor, todos me vieron con cara de asombro al notar mis ojos tan hinchados pero nadie se atrevió a preguntar y esto para mí fue lo mejor, aunque igual creo que si alguien lo hubiese hecho yo no habría respondido.
Fueron dos largas semanas de sufrimiento, el llanto no cesaba…nunca pensé que podría salir tanta agua de mis ojos, si fuese potable habría saciado la sed de muchos. Era más que un desastre, no quería salir, ni verme al espejo, mucho menos arreglarme, no tenía importancia pensaba, mi autoestima estaba por los suelos. Llegué a descubrir que soy buena escribiendo poemas desgarradores…creo que la inspiración y el dolor abundaban. Era una depresión no cabía duda…

No hay comentarios:

Publicar un comentario